No creen en los partidos o sistemas tradicionales, han rechazado un centro de alumnos clásico, por una comitiva representativa en cada curso del colegio. Apoyados, tanto por profesores, como por apoderados, en el Liceo Experimenta Manuel de Salas se han organizado para mantener viva la idea de generar conciencia, incluso en tiempos de calma.
Tradicionalmente en Chile, las movilizaciones estudiantiles toman períodos de receso durante el segundo semestre. Las tardes son más largas, y otros temas adquieren mayor relevancia, como por ejemplo las graduaciones, PSU, entre otras.
Todos los jueves, desde que se levantó la toma dentro del Liceo Experimental Manuel de Salas, se realiza un ciclo de documentales, presenciado por los alumnos y potenciado por los profesores, donde las temáticas en juego son de carácter político, o de protección medioambiental, y que además, al final se da el espacio al diálogo en un foro abierto.
“La idea es mantener un centro de pensamiento continuo dentro del liceo”, manifiesta Alejandro Siebert, estudiante de cuarto medio humanista, y que fue uno de los dirigentes de la toma realizada a principio de año. “Sería más fácil bajar los brazos y esperar a que pase algo para que nos involucremos, pero para tener resultados hay que estar atento. El ejemplo fue nuestra toma, al estar informados, alegamos todos juntos por lo mismo”, explica Siebert como el gran motivo de ésta iniciativa, que da el espacio de generar debate, tanto del tema tratado por el documental, como de alguna actividad que atañe a los estudiantes.
Estas iniciativas no son una novedad dentro del establecimiento. Desde su apertura, dada por Decreto Supremo el 28 de marzo de 1932, el liceo ha tenido un carácter innovador. Fue el primer establecimiento mixto del país, como además se probaron las primeras reformas participativas de estudiantes secundarios como lo son la implementación de consejos de curso y las delegaciones de estudiantes, fuera de las universitarias.
Joven “revolucionario” actual.
El 9 de octubre fue el turno de la tercera parte del documental “la batalla de chile”. La temática se basa en el poder popular y el contexto socio-político de la época del gobierno de Allende. Los temas que generaron discusión fueron la importancia de la lucha por la participación que se llevó a cabo por la masa obrera de la época, y cómo esto puede servir a modo de ejemplo, para una organización exitosa de los movimientos masivos, en especial las manifestaciones estudiantiles
Entre los estudiantes las opiniones sobre qué significa ser revolucionario, o si acaso éstas instancias son bien aceptadas por la juventud como moda, están divididas. Pablo Céspedes, estudiante de primero medio, a pesar de su apariencia menuda, y notorio nerviosismo, con enérgico entusiasmo opina “Es algo natural en los seres humanos, hay un dicho que dice si eres joven y no eres revolucionario no tienes corazón, si tienes cuarenta y no eres revolucionario no tienes cabeza, los que son de alma revolucionaria se mantendrán”. Lamentablemente, sus dichos no fueron bien recibidos por el resto de la audiencia.
Isidro Donoso, compañero de Siebert, fue el primero en manifestarse en contra. “No creo en la naturaleza humana, creo que es algo más cultural, lamentablemente hoy manda la cultura del reguetton, la sociedad de consumo y de libre mercado es algo intrínseco en la naturaleza humana, por que al final al sistema no le duele tanto que un grupo de gente sea revolucionaria cuando en algún momento va a dejar de serlo, es algo que está planeado”.
Víctor Donoso, egresado el año 2006, y actualmente estudiante de sociología de la Universidad de Chile hace un análisis más profundo. “Tampoco creo en la naturaleza humana, sino es un control social del neoliberalismo, no es una cosa natural que ser revolucionario sea algo de edad, más depende de un tema de biografía y coyuntura, el hecho mismo que los trabajadores del documental no sean jóvenes lo dicta y creo que era mucho más coherente están dispuestos a hacer mucho más, los revolucionarios”, acota, y sobre si ser revolucionario es moda opina que ”cualquier cosa está de moda hoy, menos ser revolucionario, no pensar está de moda. Qué contenido hay en decir vamos con el amigo a tomarnos el colegio. Muchas veces los movimientos masivos implican falta de base y colectividad profunda, hoy más que nunca ser revolucionario no tiene que ver con ser joven”, sentencia.
Sebastián Castillo, estudiante de tercero medio, quien durante la toma fue encargado de la guardia nocturna, sorprende con una visión fatalista sobre el abandono del sentimiento revolucionario. ”Creo la lucha de las personas no puede ser eterna, eso termina agobiando, y se cae fácilmente en la frustración, uno deja de ser revolucionario a cierta edad por que a nadie le gusta frustrarse, y el sistema ha logrado eso hasta ahora”, acota.